Gracias Peliblanco, Avinareta, Lince de las Mezquitas por recoger el guante máxime cuando se que a todos nos gustas leer pero escribir…
Por mi parte, aunque no di mi opinión cuando sugerí el tema la apunto ahora.
La altura del repostero, es tanto más importante cuanto más joven o mas cobardón sea el de la jaula. Los pájaros que cazo, en muchas ocasiones, en su segundo celo sobre todo, cuando les entra un campesino con “empuje” cortan el recibo y se aplastan. Para mí, lejos de ser un inconveniente insalvable, es un buen síntoma puesto que opino como el maestro Algabo que un reclamo de categoría tiene que tener una pizca de cobardía que el campo percibe y facilita su entrada en la plaza. Claro si la supera y recibe como es debido. Para conseguirlo, una vez que se produce el percance, hay dos ingredientes para eses mal. Subir el tanto (dentro de un orden) y PACIENCIA. De esta forma y con algo de fortuna (que entre uno menos belicoso) se consigue que reciba y se le tiran un par de machos. Algunos superado el “apretón” y con la confianza ganada nunca más se achantan. Otros…
Por tanto la altura del tanto puede ser un recurso para hacer pájaro.
Lo que no me parece de recibo es lo que he visto en ocasiones, esto es subir los tantos a tres metros en lo alto de un olivo o una encina. En la naturaleza no se dan “peleas” desde los balcones y el que tiene algo que decir, lo dice a la cara.
Resumiendo, si queremos reproducir lo que pasa en la naturaleza, los tantos han de copiar lo que pasa en el campo de forma natural. Bien esta proteger nuestro reclamo, de perdigones rebotados o ataques de alimañas, pero nunca vi un campesino dando de pié en la copa de un olivo. Saludos. Elias.