Aquí tenemos un nuevo articulo de nuestro amigo y gran entendido en la caza de perdiz con reclamo Manolo R. titulado " HUELLAS ", espero que lo disfruten como lo hemos hecho nosotros:
"El cazador del reclamo sabe hacer una perfecta “lectura” de la presencia de las perdices en su hábitat natural. En este sentido, no me refiero a las lógicas y normales “señales” visibles de ellas cuando bien las vemos apeonar, salir de vuelo precipitado, verlas “careando” en sus respectivas querencias, o bien al oírlas cantar con sus formas sonoras de comunicación, que son los cantos y sonidos..."
" HUELLAS "El cazador del reclamo sabe hacer una perfecta “lectura” de la presencia de las perdices en su hábitat natural. En este sentido, no me refiero a las lógicas y normales “señales” visibles de ellas cuando bien las vemos apeonar, salir de vuelo precipitado, verlas “careando” en sus respectivas querencias, o bien al oírlas cantar con sus formas sonoras de comunicación, que son los cantos y sonidos.
Hasta aquí, todo lo referido entra dentro de la normalidad, pero existen otras formas de detectar su presencia y nosotros, los cuquilleros, como “buenos indios perdigoneros” que somos, sabemos descubrir y leer las huellas y restos que deja la perdiz roja en su continuo caminar por su territorio o querencia.
Desde el simple “revolcaero”, donde calculamos el número aproximado de miembros de un bando que han tomado tierra, detalle que es delatado por los huecos removidos que realizan para tal fin. En este sentido debemos tener en cuenta que los huecos simples, o menores, corresponden siempre a una perdiz, los más grandes son casi siempre zonas comunes utilizadas por dos o más perdices y los pequeñísimos huecos son solo “intentonas” de remover la tierra sin conseguir al final el propósito deseado.
Debemos tener en cuenta que no todos los componentes del bando toman tierra al mismo tiempo pues su instinto de supervivencia, tan bien desarrollado, hace que algunos permanezcan de vigías u o observadores del terreno circundante…..por si las moscas….
De igual manera existen otros muchos detalles en el campo que nos “chivan” de la existencia de la perdiz que allí habita y del posible recorrido que realiza durante el día para buscarse el necesario sustento. Así en lugares provistos de arboledas que se encuentren próximos a descampados, podremos ver los excrementos “repartidos” entre la sombra, lugar dedicado al sesteo y recogida después de la ingesta del correspondiente “menú” diario.
Distintos son los pequeños montoncitos de excrementos acumulados durante la noche, dormitorio ubicado, como todos sabemos, en lugares estratégicos del terreno que les permite adoptar alguna medida de urgente salida ante el posible ataque de algún depredador nocturno.
Por otro lado es curioso observar en los límites imaginarios que se forman, entre los comederos y los lugares destinados al descanso, las entradas y salidas al mismo, hecho que detectamos en excrementos muy aislados que depositan cerca de las matas, desde donde “observan, analizan y estudian” si no existe peligro alguno a la vista antes de salir a lugares más abiertos y consecuentemente más desprotegidos para ellas.
Existe un detalle que me ha llamado siempre la atención y es el referido a los bordes u orillas de cualquier charco, aguaero, o lugar visitado por las perdices en verano para saciar su segura sed. Me refiero al hecho de que antes y después de beber se revuelcan en la tierra húmeda y así se refrescan de los rigores del verano al que precede un atusado y largo acicalamiento de su plumaje.
Pero lo realmente llamativo del caso estriba en que después de sacudirse depositan algún excremento en alguno de los huecos de tierra removida, amén de las plumas caídas por el efecto del baño de tierra en aquel revolcaero, que nos señala de inmediato, por el color y tamaño de la pluma, si corresponde a alguno de los progenitores o era propiedad de alguno de los pollastres.
Aquella pluma trasladada por el viento y aprisionada entre las jarillas es también indicio de su presencia en aquellos lugares donde apenas da señales de vida pues la presión ejercida por sus depredadores casi sobrepasa los límites que puede aguantar.
Las huellas dejadas en el barro nos señalan, ya no solo el número aproximado que ha caminado por él, sino además por la longitud del dedo central de cada pata, que deja incrustado en su caminar en estos terrenos blandos, podemos deducir si corresponden a un macho o una hembra, ya que aquel dispone de una mayor longitud y debido también a su mayor peso corporal la hendidura producida es algo mayor.
La perdiz no solo utiliza todos los recursos sonoros para comunicarse con sus congéneres, sino además dispone de actitudes y gestos para trasladar sus intenciones al resto del bando. Para el apasionado jaulero también “las huellas” delatadoras dejadas en su querencia atestiguan su existencia.
Por todo ello considero de gran importancia conocer, con anterioridad a la apertura de la veda del reclamo, el lugar o posibles escenarios donde se van a desarrollar los lances cuquilleros de mayor o menor importancia.
Estas visitas periódicas al lugar que tengamos para cazar y así “leer” y detectar la presencia de la perdiz, estudiar el recorrido que realiza, las querencias de los bandos y posibles territorios que ocuparán una vez disgregado el clan familiar, los futuros emplazamientos de los puestos, dependiendo de la mayor menor densidad perdicera de la zona…..todo ello creo es de gran importancia conocer antes de que se empiece a oír…la voz guerrera del campo… anunciando la ya inminente apertura de la veda del reclamo….o gran fiesta del cuquillero.
Un cordial saludo.
---MANOLO R.---